Lo terrible de la situación -señaló- es que las empresas disponen de los datos, pero los tienen almacenados en múltiples bases de datos, lo que les impide disponer de la información y responder a preguntas tan sencillas como el número de clientes que tienen, o si están o no satisfechos, o quiénes son sus proveedores y la inversión que realizan con cada unos de ellos.