El padre y el hijo son dos. La madre y el hijo son uno.
Lao-Tse
Nadie puede hacer que un cangrejo camine derecho.
Aristófanes
El cuerpo es el instrumento del alma.
Aristóteles
Entonces, habrá llegado el momento de soltarlos. Y arrastrarán todo. Las canciones de cuna, las imágenes, los olores, los besos antes de dormir. Y se irán, con nuestros gestos y con nuestros rasgos, con nuestras palabras que aprendieron copiándonos. Con sus sueños, con sus miedos. Y a pesar de nuestros miedos.
Beatriz Chiabrera de Marchisone
¿Habéis organizado ya vuestra colectividad? No esperéis más. ¡Ocupad las tierras! Organizaos de manera que no haya jefes ni parásitos entre vosotros. Si no realizáis eso, es inútil que continuemos hacia adelante. Tenemos que crear un mundo nuevo, diferente al que estamos destruyendo.
Buenaventura Durruti
Hay algo más triste que envejecer, y es seguir siendo niño.
Cesare Pavese
Yo proclamo que la fuerza que impide que el mercurio se caiga es externa y que esa fuerza proviene de fuera del tubo. Sobre la superficie del mercurio que permanece en la cubeta descansa el peso de una columna de cincuenta millas de aire...
Evangelista Torricelli
Le diré a Mamá que has bebido una pinta en el ataud de Eugene.
Frank McCourt
Seguir a los héroes no es malo, yo seguire al anónimo que lo hizo por el mundo y no por salir en la televisión.
H.L. Weniger
Hay que poner siempre en peligro al ser que se ama para tener la ilusión, siempre renovada, de reconquistarla.
Henri Bataille
Por fin amaneció. Avanzó la aurora como una flor de fuego y retrocedió lentamente la oscuridad. El cielo se aclaró y la abrumadora belleza del paisaje surgió ante sus ojos como un mundo recién nacido.
Isabel Allende
¿Lo ve papá?, los pecadores también tienen alma.
Margaret Avery
Las experiencias nuevas, Scarlett, son muy útiles, porque enriquecen el espíritu.
Margaret Mitchell
Nunca se va tan lejos como cuando no se sabe a dónde se va.
Oliver Cromwell
Era primavera, el sol salió ese día por ponerse a tu vera.
Roberto Iniesta
Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados.
Teresa de Calcuta