Poseo tres cualidades preciosas que guardo en mí como un preciado tesoro: la primera se llama AMOR; la segunda MODESTIA; la tercera se llama HUMILDAD.
Lao-Tse
Nunca deje de hacer preguntas. No busque respuestas; haga preguntas. Pregunte y recibirá. El poder que duerme en todos nosotros se despierta únicamente con nuestro llamado.
Deepak Chopra
No tenemos derecho a gozar de felicidad si no la creamos en torno nuestro, de la misma manera que no lo tenemos a consumir la riqueza sin producirla.
George Bernard Shaw
Los hombres, a medida que crecen, se basan cada vez más en un sentido de humor.
George Jean Nathan
¡Ay - pensé - cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: ¡Levántate y anda!
Gustavo Adolfo Bécquer
Comenzar es ser libre y después de Freud nunca estamos libres de Freud.
Harold Bloom
Un político en un hombre que sabe cómo gobernar y toma a políticos para dirigir un gobierno. Un estadista es un político que ha muerto 10 o 15 años.
Harry S. Truman
Quienes tratan de lograr el descanso de la contemplación tienen que entrenarse antes en el estadio de la vida activa; de este modo, liberados de los residuos del pecado, serán capaces de presentar ese corazón puro que permite ver a Dios.
Isidoro de Sevilla
Si uno no vive como piensa, termina pensando como vive.
José Figueres Ferrer
Lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes.
Yo nunca soy el de ayer.
Pablo Hasél
Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar.
Proverbio Japonés
Las imágenes más bellas son absurdas en un espejo cóncavo.
Ramón María del Valle-Inclán
Ningún hombre puede conocer, mediante el discurso, que esto o aquello es, ha sido o será.
Thomas Hobbes
Somos aquello en lo que creemos.
Wayne Dyer
Estoy seguro de que incluso en la cámara de gas, cuando el fluido letal los estuviera ahogando y convirtiendo en terror la esperanza de sus corazones, el viejo doctor les susurraría en un último esfuerzo que todo estaba bien y que todo iba a salir bien, para ahorrar a sus pupilos, al menos, el miedo ante el paso de la vida a la muerte.
Wladyslaw Szpilman