De los mejores gobernantes, los gobernados ni siquiera notan su existencia; después vienen los que son amados y alabados, luego los que son temidos.
Lao-Tse
El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.
Emil Cioran
De mayor relieve es la figura de Roberto Owen (1771-1858), que fue el primero en considerar al proletariado como clase independiente con intereses comunes.
Felipe González
La eternidad es sólo eso: perenne rebeldía ante la muerte.
Fernando Sánchez Dragó
El cielo rara vez hacen que nazcan juntos el hombre que quiere y el hombre que puede.
François-René de Chateaubriand
La vulgaridad de muchas naturalezas se manifiesta como agua corrompida cuando una gran reliquia pasa cerca.
Friedrich Nietzsche
Este instinto decadente dificulta aquellos instintos que tienden a la conservación y aumento del valor de la vida.
Se equivocan los que piensan que la guerra de hoy nos conducirá a la tranquilidad de mañana; los que creen que esta guerra, que se ha llevado a miles de nuestros hijos, debe durar más años.
Javier Sicilia
Deshaced ese verso, Quitadle los caireles de la rima, el metro, la cadencia y hasta la idea misma. Aventad las palabras, y si después queda algo todavía, eso será la poesía.
León Felipe
Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte. Puede producir brillantes individualidades aisladas, rasgos de pasión de ingenio y hasta de género, y serán como relámpagos que acrecentará más y más la lobreguez de la noche.
Marcelino Menéndez Pelayo
El puerto, lleno de niebla, está demasiado romántico...
Martín Adán
Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
Menandro
Los solteros ricos deberían pagar más impuestos. No es justo que unos sean más felices que otros.
Oscar Wilde
Dios manda en el cielo y Trujillo en República Dominicana.
Rafael Leónidas Trujillo
Siempre lo he dicho, poesía y lágrimas, poesía y suicidios y llantos y sentimientos horribles, poesía y enfermedades.
Ray Bradbury
El panorama le dio seguridad. Era un campo dorado que poseía vida. Era la religión de la paz. Un campo que moriría, si sus tímidos ojos fueran obligados a contemplar la sangre. Imaginó a la naturaleza como una mujer que siente una honda aversión hacia la tragedia.
Stephen Crane