El cáncer es lo mejor que me ha pasado nunca.
Lance Armstrong
La realidad siempre se apresura a demostrarnos hasta qué punto carecemos de imaginación.
Amélie Nothomb
Cuando uno es joven, se come la fruta verde, ¡y da unos cólicos! Y cuando se llega a mi edad, se la come uno en sazón. Y está muy bien.
Ana María Matute
La mujer paga su deuda con la vida, no por lo que hace, sino por lo que sufre.
Arthur Schopenhauer
El que conoce los defectos ajenos es hombre de buen discernimiento; pero lo tiene mucho mejor el que conoce los propios..
Arturo Graf
Debemos rehuir la amistad de los malos y la enemistad de los buenos.
Epicteto
Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.
Epicuro
Para tener éxito hay que tener amigos; pero para mantener mucho éxito hay que tener muchos amigos.
Frank Sinatra
La lectura, resurrección de Lázaro, levantar la losa de las palabras.
Georges Perros
El día que las mujeres dejen de leer! ¡Ése será el día que muera la novela!
John Irving
El autoabastecimiento no está reservado a quienes poseen en el campo una hertarea de tierra. El morador de un piso urbano que aprende a arreglarse los zapatos se está volviendo, hasta cierto punto, autosuficiente: no sólo ahorra dinero, sino que acrecienta su satisfacción personal y su dignidad.
John Seymour
En la historia de su sociedad solo vive el que deja rastros en las cosas o en los espíritus.
José Ingenieros
Audacia no es imprudencia, ni osadía irreflexiva, ni simple atrevimiento. La audacia es fortaleza, virtud cardinal, necesaria para la vida del alma.
Josemaría Escrivá de Balaguer
La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna.
Milan Kundera
Lo golpearé tan fuerte que va a necesitar un calzador para ponerse el sombrero.
Muhammad Ali
Pertenezco a un pueblo y a una cultura que no se ha resignado a darle la última palabra al dolor y ha convertido sus pesares en materia de esperanza. El judío confía en una interpretación más y cree que es posible volver a empezar. El holocausto no tuvo la última palabra.
Santiago Kovadloff