Asà eran los cientÃficos, lo sabÃa desde Harvard: para ellos, la teorÃa era la realidad y el mundo, un modelo bastante impreciso.
Ken Follett
La fe es como el amor: no puede ser impuesta por la fuerza.
Arthur Schopenhauer
La sexualidad y un cóctel. Duran el mismo tiempo, producen el mismo efecto, y vienen a significar lo mismo.
D. H. Lawrence
A los ojos de los hombres, el éxito es un Dios.
Esquilo
La experiencia enseña de manera eficaz pero brutal. Nos instruye de todos los efectos de un acto haciéndonoslos sufrir, y no podemos evitar, a fuerza de quemarnos, terminar sabiendo que el fuego quema.
Frédéric Bastiat
El dinero es imprescindible y es muy útil, pero a partir de ahora céntrese en acumular activos porque lo que le cambiará la vida serán los activos que tenga, no el dinero que acumule.
Gregorio Hernández Jiménez
El ejercicio fÃsico es una bobada. Si estás bien no lo necesitas y si estás mal no puedes hacerlo.
Henry Ford
Debo decir que, según la costumbre de muchos hombres de ley con oficinas en edificios densamente habitados, la puerta tenÃa varias llaves.
Herman Melville
El hombre debÃa ser protegido de su propia mente, demasiado prolÃfica, más que de ninguna otra cosa.
Isaac Asimov
La economÃa globalizada no tiene otra conducción que el interés privado de muy pocos.
José Mujica
Eso de gritar sin cesar, eso de interrumpir a los abogados en los procesos, eso, Elio, no lo haces por nada: cobras por callar.
Marcial
Es el terreno de la ciencia hablar y privilegio de la sabidurÃa escuchar.
Oliver Wendell Holmes
Borra mis huellas, haz camino conmigo.
Pablo Hasél
Los movimientos sociales son a la vez los sÃntomas y los instrumentos de progreso.
Walter Lippmann
Nuestra polÃtica agrÃcola, como nuestra polÃtica energética, es simplemente gastar todo lo que podamos.
Wendell Berry
Quisiera decir algunas palabras acerca del miedo. Es el único y auténtico adversario de la vida. Sólo el miedo puede vencer a la vida. Es un contendiente traicionero y perspicaz, y bien que lo sé. Carece de decoro, no respeta ninguna ley, ningún principio. Te ataca el punto más débil, que siempre reconoce con una facilidad infalible. Empieza con la mente, siempre. Estás tranquilo, sereno y feliz y al poco rato el miedo, ataviado con la vestimenta de duda afable, se te cuela en la mente como un espÃa.
Yann Martel