En España no había gran cosa para comer. - Voy a prepararte algo. - No hay prisa. Llevo doce meses pasando hambre; podré resistirlo unos minutos más. Pero te diré qué me apetece mucho. - ¿Qué? ¡Pide lo que sea! - Me encantaría que me prepararas una buena taza de té.