Oyó entonces que los chasquidos se aceleraban. Miró a Fermi con inquietud, pero él seguía haciendo números con una regla de cálculo. Fermi parecía encantado. De todas formas -pensó Greg-, si algo sale mal seguramente todo irá tan deprisa que no nos daremos ni cuenta. El ritmo de los chasquidos se estabilizó. Fermi sonrió.