No soy cínica, soy clínica.
Keira Knightley
Obedece más a los que enseñan que a los que mandan.
Agustín de Hipona
En el vasto océano de la vida de diversas formas navegamos, la razón es la carta, pero la pasión son los vientos.
Alexander Pope
Oh, Dios! Ese chico se mueve de una forma excepcional. Ese es el más grande bailarín del siglo.
Fred Astaire
El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre.
Henry van Dyke
La emoción de desnudar... Y descubrir, despacio, el juego. El rito de acariciar prendiendo fuego.
Joan Manuel Serrat
Por la restauración moral de la república, pueblo: ¡a la carga!
Jorge Eliécer Gaitán
Pon todo en las manos de Dios: que tus pensamientos, las buenas aventuras de tu imaginación, tus ambiciones humanas nobles, tus amoreslimpios, pasen por el corazón de Cristo. De otro modo, tarde o temprano, se irán a pique con tu egoísmo.
Josemaría Escrivá de Balaguer
El cristiano considera el cristianismo como lo que nunca fue: como el mensaje de Jesús.
Karlheinz Deschner
El Partido bolchevique luchó obstinadamente durante años por el derecho de autodeterminacion.
León Trotski
Los errores en la política son crímenes; porque por culpa de ellos sufren millones de hombres sin culpa, por culpa de ellos se obstaculiza el desarrollo del país entero y, para décadas que vienen, su futuro.
Mihai Eminescu
Es fácil ser notablemente compasivo cuando otros son obligados a pagar los costos de la compasión.
Murray Rothbard
La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.
Ovidio
Una de las paradojas del mundo globalizado es la resistencia y el resurgir de los idiomas pequeños del mundo, la solidaridad que recorre desde Irlanda a Estonia, desde las islas Feroe hasta Asturias, y desde el País de Gales al País Vasco.
Seamus Heaney
Hay un modo decoroso aun en el mismo dolor, y éste es el que debe guardar el hombre prudente.
Séneca
Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.
Voltaire