No creo en el destino porque odiopensar que no soy yo quien controla mi vida.
Keanu Reeves
En la vida ocurre lo que en el ajedrez. Trazamos un plan, pero ese plan está condicionado por lo que quiera hacer, en el ajedrez, el adversario, y en la vida, el destino. Las modificaciones que el plan sufre con ello son casi siempre tan grandes que en su ejecución apenas resulta ya reconocible en algunos de sus rasgos básicos.
Arthur Schopenhauer
El hombre es una paradoja hecha carne, un manojo de contradicciones.
Charles Caleb Colton
Vivir es desviarnos incesantemente. De tal manera nos desviamos, que la confusión nos impide saber de qué nos estamos desviando.
Franz Kafka
El origen de vuestros deberes está en Dios; la definición de los mismos está en sus leyes.
Giuseppe Mazzini
Aceptemos elogios sólo de quienes podrían criticarnos.
José Narosky
Subyugaba aquella voz de combate rebotando en los cerros: la voz del jefe que aconsejaba lealtad. Flagraban en su acero fugaces lampos. A cada acción, su caballo alfaba.
Leopoldo Lugones
El destino es el carácter. Basta con que un político, un juez, un obispo o un militar sea un tipo vanidoso, frustrado, ambicioso, desconfiado, rencoroso, frívolo o simplemente estúpido para que estas pasiones vulgares en una partida de taberna, desorbitadas por el poder, lleven a una sociedad al cataclismo.
Manuel Vicent
Quien tarde aprende sabe inútilmente.
Marcello Palingenio Stellato
Un padre para cien hijos, antes que cien hijos para un padre.
Miguel de Cervantes
Cuando un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo y preocupación por cosas por las que antes no le entraban.
Platón
Abril, aguas mil.
Proverbio
Por conocer a cuantos se marginan, un día me vi metido en la heroína. Aún hubo más, menuda pesadilla... crucificado a base de pastillas.
Roberto Iniesta
Lo infinitamente pequeño es analogo a lo infinitamente grande. Un atomo es todo un sistema solar en miniatura.
Samael Aun Weor
Se dice que las personas que saben no hablan.
Wayne Dyer
Los hombres se alaban a sí mismos, cuando carecen de amigos que los encomien.
William Shakespeare