Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir... Los valientes ni se enteran de su muerte.
Julio César
Cualquiera que se familiarice completamente con la anatomía y la fisiología humanas observará como se incrementa su fe en Dios.
Averroes
Estamos aquí desamparados, aunque hagamos todo lo posible por negarlo.
Bob Dylan
La conciencia es una condición del ser.
Carl Gustav Jung
Quien no duda no puede conocer la verdad.
Diego de Saavedra Fajardo
No todas las criaturas de Dios son hermosas; de hecho, la mayoría de las criaturas de Dios son simplemente presentables.
Fran Lebowitz
Es de sentido común elegir un método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro. Pero, sobre todo, intentar algo.
Franklin D. Roosevelt
Todos los conceptos de la Iglesia se hallan reconocidos como lo que son, como la más maligna superchería que existe, realizada con la finalidad de desvalorizar la naturaleza, los valores naturales; el sacerdote mismo se halla reconocido como lo que es, como la especie más peligrosa de parásito, como la auténtica araña venenosa de la vida...
Friedrich Nietzsche
¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?
Helen Keller
Uno tiene en sus manos el color de su día... Rutina o Estallido.
Mario Benedetti
El ser humano que quiere alcanzar la perfección debe mantener la serenidad y la calma, sin permitir que una pasión o un deseo circunstancial se entrometa en su espíritu.
Mary Shelley
Si piensas que perderás, estás perdido, pues el mundo nos enseña que el éxito empieza en la voluntad del hombre... Todo está en el estado de ánimo.
Napoleon Hill
Si la mujer no puede hacer deliciosos sus errores, es una criatura infeliz.
Oscar Wilde
La única manera de multiplicar la felicidad es compartirla.
Paul Scherrer
Tengo una historia en mente que espero escribir antes de morirme. No tendrá casi nada de dureza en la superficie. Pero la actitud de mandarlo todo al infierno, que en mí no es una pose, probablemente aparecerá de todos modos.
Raymond Chandler
Dos velas tengo encendidas en el altar de mi alma, y en él adoro a una virgen que tiene tu misma cara.
Salvador Rueda