En tu patria es el único pecado decir verdad y no tener dinero.
Juan Pablo Forner
Donde hay visión, hay prosperidad, recuperación de la naturaleza y de nuestras comunidades.
Al Gore
Los bancos son un poco como las pastillas de caldo: nos cuecen y se enriquecen.
Andreu Buenafuente
El verdadero heroÃsmo está en saber soportar la vida.
Anónimo
No siempre la acción tiene felicidad, pero no hay acción sin felicidad.
Benjamin Disraeli
VacÃa tu bolsillo en tu mente, y tu mente llenará tu bolsillo.
Benjamin Franklin
El que no recibe más que impresiones gratas, se degrada fÃsica y moralmente, se envilece sin remedio.
Concepción Arenal
El arquero es un modelo para el sabio. Cuando le ha fallado al blanco, busca la causa en sà mismo.
Confucio
Hay momentos en la vida que valen años.
Doménico Cieri Estrada
¿Tiene la alegrÃa alguna importancia evolutiva? Sospecho que si, sospecho que el mal humor y el temor están condenados a una rápida extinción. Donde no hay alegrÃa no hay valor, y sin valor las demás virtudes son inútiles.
Edward Abbey
Busca alguien que no lo contradiga. Por eso busca a alguien que no lo entienda.
Elfriede Jelinek
Las muchas promesas disminuyen la confianza.
Horacio
Lo que siguió entonces fue una exhaustiva comparación de detalles y un momento de pavoroso silencio cuando el detective y el cientÃfico llegaron a la conclusión de la práctica identidad de la frase común a aquellos dos rituales diabólicos pertenecientes a mundos tan diferentes y distantes entre sÃ.
Howard Phillips Lovecraft
Los errores más pequeños son siempre los mejores.
Molière
No estés orgulloso de tu saber, toma consejo tanto del ignorante como del sabio. No se alcanzan los lÃmites del arte y ningún artista posee la perfección total. Una bella palabra está más escondida que la esmeralda, pero se la puede encontrar en la sirvienta que trabaja en el molino.
Ptahhotep
Si un tal objeto sexual es resignado, porque parece que debe serlo o porque no hay otro remedio, no es raro que a cambio sobrevenga la alteración del yo que es preciso describir como erección del objeto en el yo, lo mismo que en la melancolÃa; todavÃa no nos resultan familiares las circunstancias de esta sustitución.
Sigmund Freud