Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Juan Pablo Duarte
(Cuando iban los coches detrás del Safety Car en fila) Esto parece el tour de Francia.
Antonio Lobato
Es felicidad juntar el afecto con el aprecio; el amor introduce la lanza y al paso que ésta entra, sale la estimación.
Baltasar Gracián
Desde esa cárcel torturante que es la vida, pido la autonomía total del hombre y el derecho a no justificar para nada su existencia.
Clara Janés
Me enamoro poco a poco. No soy una mujer de flechazo a primera vista.
Elsa Pataky
No está la felicidad en el cumplimiento de los deseos, sino que está en no tenerlos; que rico es el que posee, pero feliz el que nada desea.
Fernán Caballero
Nunca reconoceremos por gobierno legitimo de nuestra patria, sino aquel que sea elegido por la libre y espontánea voluntad del pueblo; y siendo el sistema republicano el mas adaptable al gobierno de las Américas, propondremos, por cuantos medios estén a nuestro alcance, a que los pueblos se decidan por él...
Francisco de Miranda
Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos.
Henry David Thoreau
El hombre es la especie más insensata, venera a un dios invisible y masacra una naturaleza visible, sin saber que esta naturaleza que él masacra es ese dios invisible que él venera.
Hubert Reeves
Lo que mejor sabe hacer la mujer, después de herir a un hombre, son las hilas.
Jacques Normand
Matan miles de árboles para hacer malos periódicos.
James Watt
Presenta una amenaza tan destructiva a las generaciones presentes y futuras como las plagas que en épocas anteriores arrasaron muchas partes del mundo.
Javier Pérez de Cuéllar
Un hombre honrado no encontrará jamás una amiga mejor que su esposa.
Jean-Jacques Rousseau
Cada vez que me despierto mi boca vuelve a tu nombre como el marino a su puerto.
Jorge Guillén
Una amistad verdadera es una luz entre las tinieblas.
Kate Morton
Ella es la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo... ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla lo suficiente. Aún cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras.
Martín Lutero