¡Venturoso el corazón que alberga tu terrible placidez!
Juan Gil-Albert
El número de locos es tan grande, que la prudencia se ve obligada a ponerse bajo su protección.
Agustín de Hipona
Supongo que tengo la habilidad de llevarme mal con los críticos.
Alex Proyas
En la naturaleza, una repugnante oruga se transforma en una mariposa encantadora; en cambio, entre los hombres ocurre lo contrario: una encantadora mariposa se transforma en una oruga repugnante.
Antón Chéjov
Iría al paraíso, pero con mi infierno; solo, no.
Antonio Porchia
Cada día esconde una nueva revelación o un nuevo descubrimiento que puedo obtener.
Bruce Lee
Los derechos del hombre se llaman hambre, gozo y sufrimiento.
Franz Grillparzer
Pensaba que la podía vencer porque tengo un estilo diferente a cualquiera que se hubiera enfrentado.
Holly Holm
El partido es el instrumento esencial de la revolución proletaria. Nuestra experiencia de un año (febrero de 1917-febrero de 1918) y las complementarias de Finlandia, Hungría, Bulgaria, Italia y Alemania, casi nos permiten enunciar como ley inevitable la crisis dentro del partido cuando se pasa del trabajo de preparación revolucionaria a la lucha directa por el Poder.
León Trotski
Sólo los hombres libres pueden negociar; los presos no pueden firmar contratos. Su libertad y la mía no pueden separarse.
Nelson Mandela
Sacrificas tu pudor y tu cuerpo para lograr aprisionar lo que siempre se te ha fugado.
Salvador Elizondo
La verdad se produce al contacto de dos proposiciones, ninguna de las cuales es cierta; la relación entre ambas es cierta.
Simone Weil
Nosotros somos hijos de la sociedad, pero también sus madres. Nosotros nutrimos de alguna manera a la sociedad. Si nosotros somos desarraigados de la sociedad, no podremos transformarla en un lugar más llevadero para nosotros y nuestros niños.
Thich Nhat Hanh
Tal vez lucharon por su patria, pero murieron por sus amigos, por aquellos que estaban allí luchando a su lado.
Thomas McCarthy
Como llegan lejos los rayos de aquella pequeña bujía, así brilla una buena acción en un mundo salvaje.
William Shakespeare
Mi jardinero convertido en sirviente de crisantemos.
Yosa Buson