Conducir no es como muchos creen mandar, conducir es distinto a mandar, mandar es obligar, conducir es presuadir, y al hombre siempre es mejor persuadirle que obligarle.
Juan Domingo Perón
Existe el peligro de cambiar demasiado en la búsqueda de la perfección.
Agnetha Fältskog
No es coraje, es elegancia. Quizá la elegancia es la forma suprema del coraje o el coraje es la forma suprema de elegancia.
António Lobo Antunes
El amor y la muerte son las dos grandes bisagras en las que todas las simpatías humanas se convierten.
Benjamin Robert Haydon
La vejez es un exceso que aumenta por días.
Enrique Jardiel Poncela
No tengas sólo piedad de los ciegos y de los tullidos; tenla también de los malvados, que tienen la desdicha de ser inválidos de espíritu.
Epicteto
El suministro de suficientes alimentos a las ciudades constituye un reto cada vez más apremiante, que requiere la integración coordinada de los productores de alimentos, los transportistas, los operadores del mercado y los numerosos vendedores al por menor.
Jacques Diouf
Yo detesto los libros, pues sólo enseñan a la gente a hablar de lo que no entienden.
Jean-Jacques Rousseau
Llamo intereses a las orientaciones básicas enraizadas en las condiciones fundamentales de la posible reproducción y autoconstitución del género humano, es decir, en el trabajo y en la interacción.
Jürgen Habermas
A la naturaleza le falta vitalidad, y esta falta de vitalidad se transmite a la comida y a través de la comida a las personas.
Masanobu Fukuoka
Lo que perdemos siempre nos parece lo más inapreciable.
Matthew Gregory Lewis
La cólera es orgullosa y necesita palabras altaneras; el abatimiento se expresa con términos menos altivos.
Nicolás Boileau
La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.
Platón
Hombre precavido vale por dos.
Proverbio Español
Cuanto más se envejece, más se siente que saber gozar del presente es un don precioso, comparable a un estado de gracia.
Rosa Montero
La verdadera libertad del hombre consiste en que halle el camino recto y en que ande por él sin vacilaciones.
Thomas Carlyle