Mientras conserves la alegría, te alejarás del pecado.
Juan Bosco
Debilidades... No tenías ninguna, yo sólo una, que amaba.
Bertolt Brecht
No creas en ti mismo, no te engañes con la creencia. El conocimiento viene con la liberación de la muerte.
David Bowie
¡Los poetas amamos a la sangre! A la sangre encerrada en la botella del cuerpo, no a la sangre derramada por los campos, ni a la sangre derramada por los celos, por los jueces, por los guerreros; amamos a la sangre derramada en el cuerpo, a la sangre feliz que ríe por las venas, a la sangre que baila cuando damos un beso. Cantamos al amor. A lo fresco. A lo puro.
Gloria Fuertes
Cuando los autos piensen, los Rolls-Royces estarán más angustiados que los taxis.
Henri Michaux
Tuve que desalojar de mi cama, blasfemando, un pavoroso diccionario de industria en ¡treinta y siete volúmenes! Sentí en aquel momento el supremo hastío del libro.
José María Eça de Queirós
La gran diferencia entre un maestro de escuela y un auténtico filósofo es que el maestro cree que sabe un montón e intenta obligar a los alumnos a aprender. Un filósofo intenta averiguar las cosas junto con los alumnos.
Jostein Gaarder
El marxismo murió de marxismo.
Karl Popper
El odio forzosamente se busca acomodo, metiéndose donde no debe, ocupando un lugar que no le pertenece, desplazando inevitablemente al amor.
Laura Esquivel
La buena fe es el fundamento de toda sociedad, la perfidia es la peste.
Platón
No existe nada malo en nuestros hogares y país que un poco más de compasión, cuidado y amor no puedan curar. Somos todos hermanos y hermanas y debemos ayudarnos mutuamente cuando es necesario.
Roberto Clemente
El día ese, que temes como el último de tu vida, es el de tu nacimiento a la eternidad.
Séneca
A los tímidos y a los vacilantes todas las cosas les parecen imposibles, porque así les parecen.
Silvio Pellico
Tengo la impresión de que la literatura amplió mi capacidad de compasión.
Susan Sontag
Cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él.
Truman Capote
Tú eres la noche y la eternidad.
William Heinesen