Si el ser humano pudiera entenderlo todo, seríamos tan estúpidos que entonces no lo entenderíamos.
Jostein Gaarder
Casi siempre son nuestros padres y nuestros amigos quienes más nos quieren y menos nos comprenden.
Albert Guinon
El hombre se descubre a sí mismo cuando se enfrenta a los obstáculos.
Antoine de Saint-Exupéry
El amor y la muerte son las dos grandes bisagras en las que todas las simpatías humanas se convierten.
Benjamin Robert Haydon
Una mujer llegará a la Argentina y esa mujer será muerta en manos de sus adeptos que le explotarán.
Benjamín Solari Parravicini
Ya sé que es costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos...
Cantinflas
No siempre puede hacerse el bien a todo el mundo, pero a todos se les puede manifestar bondad.
Charles Rollin
La trivialidad del verso y la vulgaridad casi popular de la melodía parecían tanto más convertidas en belleza por un soplo que las levantaba y arrebataba al cielo en las alas de la pasión. Porque aquella voz angélica glorificaba un himno pagano.
Gastón Leroux
Pero la denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja de ellas un poco. No hay que tocar a los ídolos; su dorado se nos queda en las manos.
Gustave Flaubert
La Iglesia es una puta, pero es mi madre.
Javier Sicilia
Bienaventurados los que catan el fracaso porque reconocerán a sus amigos.
Joan Manuel Serrat
Mis obras son una reconstrucción del pasado. En ellas el pasado se ha vuelto tangible; pero al mismo tiempo están creadas con el fin de olvidar el pasado, para derrotarlo, para revivirlo en la memoria y posibilitar su olvido.
Louise Bourgeois
El Perú puede elegir entre un cambio con futuro o un discurso violentista.
Lourdes Flores
Amar es percibir, cuando te ausentas, tu perfume en el aire que respiro, y contemplar la estrella en que te alejas cuando cierro la puerta de la noche.
Salvador Novo
Eso que llaman el amor es el exilio, con una postal del país de vez en cuando.
Samuel Beckett
Un apodo es la más dura piedra que el diablo puede arrojar contra un hombre.
William Hazlitt