La filosofía no es un simple juego de mesa. Se trata de quiénes somos y de dónde venimos.
Jostein Gaarder
No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados.
Achille Tournier
A nadie hace violencia el que usa de su derecho.
Anónimo
Me he preguntado si hay brujas en el mundo... Pero lo que no puedo creer es que las haya ahora, entre nosotros.
Arthur Miller
El más cuerdo es el más delirante.
Charly García
Ya no te falta para la gloria más que un toro que te mate en la plaza. Y Belmonte contestó, sumiso: Se hará lo que se pueda, don Ramón.
Fernando Savater
Los hombres elevados a los puestos prominentes son tres veces esclavos.
Francis Bacon
No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado.
Francisco de Quevedo
Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida, uno en el que un autobus me tumbó al suelo... el otro accidente, ¡es Diego!
Frida Kahlo
La música, para mí, siempre ha sido una cuestión de energía, una cuestión de combustible. Las personas sentimentales lo llaman inspiración, pero lo que realmente quieren decir es combustible. Yo siempre he necesitado de combustible. Yo soy un consumidor serio. En algunas noches sigo creyendo que un coche con la aguja de gas en vacío puede correr unos cincuenta kilómetros más si se tiene la música adecuada muy fuerte en la radio.
Hunter S. Thompson
De todas formas, es una droga de mierda. La primera vez es la mejor. Luego no haces más que ir detrás de ese primer cuelgue.
Irvine Welsh
¡No mintáis, y no practiquéis lo que odiáis!, porque todo se revela delante del rostro del Cielo. Pues no hay nada escondido que no será revelado, y no hay nada oculto que quedará sin ser descubierto.
Jesús de Nazaret
El matrimonio es la única aventura integral.
Paul Géraldy
Tenemos que dar lo mejor de nosotros y al mismo tiempo renunciar a toda esperanza de resultados.
Pema Chödron
La corona de la verdadera nobleza es una corona de espinas.
Thomas Carlyle
Convencido como estaba de que todo era una pura calamidad, tal idea no pareciera deprimirle sino, por el contrario, levantarle la moral.
Virginia Woolf