Los cambios súbitos de fortuna tienen un gran inconveniente: los enriquecidos no han aprendido a ser ricos, ni los arruinados a ser pobres.
Joseph Joubert
Lo desconocido y misterioso busca sus prosélitos en el reino de la desesperación, habitado por las almas que en ninguna parte hallan consuelo.
Benito Pérez Galdós
El amor a la patria siempre daña a la persona.
Francisco de Quevedo
Se dice que los ladrones respetan la propiedad. Sólo desean que la ajena se convierta en propia para respetarla mejor.
Gilbert Keith Chesterton
¡Ah! ¡Los hombres de acción! ¡Los activos! Hay que ver cómo se cansan ellos y nos cansan a los demás por no hacer nada. ¡Y qué vanidad más boba la que nace de una turbulencia baldía! ¿Qué ha quedado de todos los Activos, de Alejandro, de Luis XIV, etc., incluso de Napoleón, tan próximo a nosotros? El pensamiento es eterno, como el alma, y la acción es mortal, como el cuerpo.
Gustave Flaubert
Se soporta con paciencia los retortijones del prójimo.
Joaquim Machado de Assis
Y la burguesía no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios.
Karl Marx
Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte, y te trae lo que necesitas.
Louise Hay
Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
Miguel de Unamuno
Nadie puede cambiar su pasado, pero todo el mundo puede contarlo al revés.
Noel Clarasó
Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.
Oscar Wilde
Somos una familia, y la familia se pelean.
Rami Malek
Nos desconocemos a nosotros mismos porque nosotros mismos estamos detrás de nosotros mismos.
Ramón Gómez de la Serna
De todos los seres humanos, sólo reconocemos la existencia de aquéllos a los que amamos.
Simone Weil
En cada batalla llega el tiempo cuando ambos lados se consideran atacados, luego el que continúa el ataque gana.
Ulysses S. Grant
A medida que la vida interior de los prisioneros se hacía más intensa, sentíamos también la belleza del arte y la naturaleza como nunca hasta entonces. Bajo su influencia llegábamos a olvidarnos de nuestras terribles circunstancias.
Viktor Frankl