Los que no se retractan nunca, se aman más a si mismos que a la verdad.
Joseph Joubert
Un saco vacío se mantiene muy difícilmente en pie.
Benjamin Franklin
La reina del mundo es la fuerza y no la opinión; pero es la opinión quien usa de la fuerza.
Blaise Pascal
La enfermedad más peligrosa después del doctor, es el testamento: más han muerto porque hicieron testamento, que porque enfermaron.
Francisco de Quevedo
Antes de censurar, siempre habría que ver si no se puede disculpar.
Georg Christoph Lichtenberg
Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista.
Hélder Câmara
No quiero que la gente sea muy agradable, pues así me ahorran la molestia de que me tengan que gustar demasiado.
Jane Austen
Aprecio la numerosa y selecta concurrencia en la que se destaca la prestigiosa y recia personalidad de mi antiguo amigo Alfonso Grados Bertorini que forma parte de esa lúcida y aguerrida minoría, que con brillo y valentía salva el prestigio del Congreso. Minoría que mañana será mayoría, porque el pueblo no olvidará a quienes supieron defender la democracia y constitucionalidad.
Javier de Belaúnde Ruiz de Somocurcio
Cualquiera con dos dedos de frente saría que no es una bruja.
Jeremy Renner
Disuadir del consumo del alcohol y el tabaco es de izquierdas.
José Luis Rodríguez Zapatero
La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.
José Martí
La ley va en contra del hombre. El hombre debe decidir.
Kase.O
Constante adoro a quien me maltrata;
Sor Juana Inés de la Cruz
El ser de las cosas, no su verdad, es la causa de la verdad en el entendimiento.
Tomás de Aquino
Estoy satisfecho con mi actuación en el Mundial, pero me faltó algo hasta ahora y es marcar un gol. Espero hacerlo en la final contra Brasil.
Zinedine Zidane
Los intentos de superar esa dualidad, de domesticar lo díscolo y domeñar lo que no tiene freno, de hacer previsible lo incognoscible y de encadenar lo errante son la sentencia de muerte del amor.
Zygmunt Bauman