No sé por qué a todo el mundo le acojona tanto decir: te mueres, tío. Es lo que hace aún peor que nadie te lo diga.
Joseph Gordon-Levitt
Uno no reconoce los momentos realmente importantes en su vida hasta que es demasiado tarde.
Agatha Christie
Al acercarse Emily a las playas de Italia comenzó a distinguir la riqueza y la variedad de colores del paisaje: las colinas púrpura, ramas de pinos y cipreses, dando sombra a magníficas mansiones, y ciudades asomando entre viñedos y plantaciones.
Ann Radcliffe
Enseña, además mi filosofía, que las manifestaciones aisladas de esta voluntad son puestas en movimiento en los seres conscientes, esto es, en los animales, por motivos, pero que no lo son menos en la vida orgánica del animal y de la planta por excitaciones, y en lo orgánico, por simples causas.
Arthur Schopenhauer
Nada menos extraño que las contradicciones que se descubren en el hombre.
Conde de Lautréamont
Soy un sucederse que sospecha o presiente que va a terminar, y que grita llamando a la Intimidad y no la halla... Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?
Fernando González Ochoa
No es dificil de pensar que yo quiero a los mejores jugadores del mundo, y Bale lo es.
Florentino Pérez
La muerte como el nacimiento, es sólo una transformación.
Gottfried Leibniz
Sin Judas no hubiera habido cristianismo.
Jean Yves Leloup
El amor es una promesa, el amor es un regalo. Una vez concedido nunca se olvida, nunca va a desaparecer.
John Lennon
En realidad solo podemos ayudar a alguien que quiere ser ayudado.
Jojo Moyes
Luché por mi cuenta, con todas mis fuerzas, cada día, contra el horror de no comprender ya en absoluto el por qué de recordar. Y como tú, he olvidado.
Marguerite Duras
Sólo he sido una mujer con corazón de hombre.
María Félix
La amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes.
Montesquieu
En el universo sin límites, la abundancia es como un tienda que nunca se queda sin stock.
Raimon Samsó
La nota musical del compromiso es el sí sostenido.
Ricardo Guadalupe