Tenía el secreto de la individualidad que excita y se escapa...
Joseph Conrad
Al comenzar y dirigir una guerra no es el derecho lo que importa, sino la victoria.
Adolf Hitler
No es el poder lo que salva sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: él mismo es amor. El mundo es redimido por la paciencia de Dios; Y destruido por la impaciencia de los hombres.
Benedicto XVI
La única cosa que la gente tiene realmente en común es que todos vamos a morir.
Bob Dylan
Estos bellos ejemplares del género humano en el cine del centro de la ciudad actúan sin ningún tipo de dolor y sin la posibilidad de sentir dolor. Todo es plástico. En sí mismo el dolor no es más que una consecuencia del deseo de placer, de destrucción, de aniquilamiento y, en su forma más sublime, una forma de placer.
Elfriede Jelinek
Muero con por mi patria.
Francisco Solano López
Son palabras hermosas, ¿Verdad? Palabras que no significan nada real.
Ingmar Bergman
Lucha sin cesar, y no te rindas. ¡Antes morir esforzadamente! Oponte orgullosamente y no te humilles. Podrás sucumbir, pero nunca hacer traición.
Ivan Yakovych Franko
Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados.
Jacinto Benavente
Un buen líder debería gobernar con el ingenio de un noble, pero con el corazón de un campesino.
José Vicente Alfaro
Entrar en la vida: ir hacia la muerte.
Lao-Tse
Todo, amada, en tu ausencia siempre larga te llora: el silencio y la estrella, la sombra y la canción, lo que duda en la dicha, la que en la duda implora. Y luego... Este profundo sangrar del corazón.
Leopoldo Lugones
Si quieres obtener más, cerciórate de exigirte más a ti mismo.
Napoleon Hill
Madrid es tener un gabán que abriga mucho y con el que se puede ir tranquilo hasta a los entierros con relente. Madrid es no admitir lo gótico. Madrid es la improvisación y la tenacidad. Madrid es quedarse alegre sin dinero y no saber cómo se pudo comprar lo que se tiene en casa.
Ramón Gómez de la Serna
Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente.
Roberto Fontanarrosa
Algunas veces sólo tienes una oportunidad para reclamar tu lugar en el mundo.
Vanessa Montfort