Cuando uno está absorbido por ese tipo de preocupaciones, los incidentes, por así decirlo, superficiales, la realidad, sí, la realidad, se desvanece. De suerte que la verdad propia permanece a salvo, oculta. Pero yo la sentía de todos modos, sentía esa quietud misteriosa que me contemplaba, a mis artimañas de simio.