España comparte con nosotros muchísimas cosas, pero como posibilidad de Estado, de vida en común, ha fracasado. Si tal como estamos ya no cabemos, pues optamos por otra cosa.
Josep-Lluís Carod-Rovira
Cada uno tiene la edad de su corazón.
Adolphe d'Houdetot
Tengo a mis amigos, en mi soledad, cuando estoy con ellos, qué lejos están.
Antonio Machado
Debemos usar un libro como las abejas las flores: para absorver su esencia.
Charles Caleb Colton
Piedad y obediencia: éstas son las raíces de la humanidad.
Confucio
Si un rostro hermoso es una carta de recomendación, un buen corazón es una letra de crédito.
Edward Bulwer-Lytton
No hay cínicos, no hay materialistas. Todo hombre es un idealista, sólo que sucede con demasiada frecuencia que tiene un ideal equivocado.
Gilbert Keith Chesterton
... con el correr de los años todo se dispersó y se perdió como todo cuanto el hombre posee durante un breve lapso y cree ser dueño.
Hermann Hesse
Penetrar en la mente de una mujer inteligente y quedarse allí a vivir un tiempo (o una vida) es un privilegio reservado a muy pocos.
Ignacio Novo Bueno
Estamos avanzando hacia nuevas síntesis, hacia un nuevo naturalismo, que combina la tradición occidental, con su énfasis en las formulaciones experimental y cuantitativa, con la tradición china dirigida hacia una imagen de mundo auto organizándose espontáneamente.
Ilya Prigogine
No me gusta esa educación según la cual tú tienes que pelearte por superar a los demás y no por superarte a ti mismo.
Jorge Bucay
Cuando uno está dominado por el lujo, la privación de lo superfluo le es casi tan sensible como la falta de lo necesario.
Joseph Sanial-Dubay
Nadie es capaz de evitar el amor, y nadie es capaz de evitar que su amor se acabe.
Molière
El tesoro del hombre es su verde juventud; el resto de la vida es invierno y senectud.
Pierre de Ronsard
Las personas que corren riesgos cambian el mundo. Pocas personas se vuelven ricas sin asumir riesgos.
Robert Kiyosaki
No me niegues que a veces, al despertar, quisieras refugiarte nuevamente debajo de mis manos, quedarte quietecita, apenas respirando, convertida en la misma huella de la noche.
Roberto Obregón