Padre e hijo no se amaban, ni poco ni mucho: simplemente se veían todos los días.
José Saramago
El PP se manifiesta con la Conferencia Episcopal y nosotros con los sindicatos, cada oveja con su pareja.
Alfredo Pérez Rubalcaba
Empezaré haciendo algo muy impopular, algo que no encaja en las modas intelectuales de hoy en día, y que, por lo tanto, es anti consenso: Empezaré por definir los términos que emplee, para que así sepa usted de qué estoy hablando...
Ayn Rand
Gratis es solo la muerte y esta cuesta la vida; y todo tiene un final y sólo las salchichas tienen dos.
Elfriede Jelinek
En mi casa sólo tenemos un televisor y no sé por qué se estableció que yo soy el último con derecho a escoger el programa. Ya desistí de intentarlo hace algún tiempo.
Fernando Meirelles
Generalmente se juzgan los hombres por el crédito que disfrutan o por las riquezas que poseen.
François de La Rochefoucauld
Arpa es la creación, que en la tranquila inmensidad oscila con ritmo eterno y cántico sonoro, Y no hay murmullo, ni rumor, ni acento en tierra, mar y viento, que del himno inmortal no forme coro.
Gaspar Núñez de Arce
Soy un poeta en los hechos, no a menudo en las palabras.
Ian Fleming
Un periodo culminante, aunque sus efectos no puedan ser percibidos por entero hoy... Los historiadores futuros que investiguen 1962 pueden perfectamente calificar este año de aquel en que la marea empezó a retroceder.
John F. Kennedy
Canto, pues a tocar este otro punto; y con ritmo más llano todavía: que nos incumbe a todos este asunto.
Juan Cunha
¡Qué indefenso está el hombre ante los elogios!
Milan Kundera
Dios está en la lluvia.
Natasha Wightman
Yo salí de Granada, y vine a ver, la gran villa de Madrid, esta nueva Babilonia, donde verás confundir en variedades y lenguas el ingenio más sutil.
Pedro Calderón de la Barca
Una persona inteligente contrata personas más inteligentes que ella.
Robert Kiyosaki
Pero el hombre grita en cualquier parte la suerte de una patria.
Salvatore Quasimodo
Y, por un instante, ella miró aquellos dulces ojos azules, y supo, con una instintiva certeza animal, que los desmesuradamente ricos ya no tenían nada de humanos.
William Gibson