... una mujer nunca lo olvida, no es como los hombres, a los que todo les escurre por la piel.
José Saramago
Con él -Senna- murió gran parte de mi vida.
Alain Prost
Lo peor es la autocomplacencia. En esta compañía nunca nos hemos confiado. Yo nunca me quedaba contento con lo que hacía y siempre he tratado de inculcar esto mismo a todos los que me rodean.
Amancio Ortega
Todas las cosas tienen una porción de todo, pero la Mente es infinita, autónoma y no está mezclada con ninguna, sino que ella sola es por si misma.
Anaxágoras
¿Qué es la historia? Es la puesta en obra de trabajos destinados a elucidar progresivamente el misterio de la muerte y a vencerla un día.
Borís Pasternak
Mejor que el hombre que sabe lo que es justo es el hombre que ama lo justo.
Confucio
Las leyes, como las casas, se apoyan unas en otras.
Edmund Burke
Otro en desnudo altar incienso ofrece no menos de los dioses recibido; que mucho un limpio corazón merece, y siempre de los dioses es oído.
Estacio
La desesperación es el resultado de pretender tomarse en serio la vida con todas sus bondades, la justicia y la razón, y de cumplir con sus exigencias.
Hermann Hesse
Si las catedrales se cansaran de ser ruinas del fracaso de Dios.
Joaquín Sabina
La búsqueda de la libertad y el placer; eso ocupa todo mi arte.
Man Ray
La razón de que todos seamos tan amigos de pensar bien de los demás, es que todos tememos por nosotros mismos. La base del optimismo es simplemente el miedo.
Oscar Wilde
La gente esta ciega a las explicaciones que se sitúan fuera de su percepción de la realidad.
Stephen King
Sí, pero es una pequeña participación. Hago el papel de la clase de chica que no le gustaba estar en la escuela secundaria. Ella se ve obligada a ir a clase de gimnasia y no quiere estar allí. El director, Garry Marshall, fue maravilloso - y el numero de la suerte de los dos es el 13, por lo que hablamos de eso la mayor parte del tiempo.
Taylor Swift
La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo.
Teresa de Jesús
No sabes cómo temblarían los poderosos si lleváramos la violencia a la puerta de su casa. Si vieran amenazados sus privilegios y sus vidas, negociarían para no perderlo todo.
Ulrike Meinhof