El caos es un orden por descifrar.
José Saramago
Siempre me ha parecido sospechoso que los creyentes contemplen la duda como un defecto del carácter, y que los escépticos vean la fe siempre como un síntoma de pobreza intelectual.
Arthur Schnitzler
La ciencia social clásica, puede decirse en homenaje a ella, es, entre otras cosas, un intento para aumentar las probabilidades de que puedan ser correctas nuestras conjeturas sobre materias importantes.
Charles Wright Mills
¿Por qué ajustarse cuando naciste para sobresalir?
Dr. Seuss
Si somos millones los que damos un paso, daremos un gran salto, si no, seguiremos en las manos de unos cuantos que tienen el gran dominio del voto.
Federico Mayor Zaragoza
La alegría es el vino dulce de la vida.
Henry Ward Beecher
Las asociaciones hacen al hombre más fuerte y ponen de relieve las mejores dotes de las personas aisladas, y dan una alegría que raramente se alcanza actuando por cuenta propia.
Italo Calvino
La tecnología por sí sola no basta. También tenemos que poner el corazón.
Jane Goodall
Tienes razón -dijo el monstruo-, aun cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no soy más que una bestia. -No se es una bestia -respondió la Bella- cuando uno admite que es incapaz de juzgar sobre algo.
Jeanne Marie Leprince de Beaumont
La gran diferencia entre un maestro de escuela y un auténtico filósofo es que el maestro cree que sabe un montón e intenta obligar a los alumnos a aprender. Un filósofo intenta averiguar las cosas junto con los alumnos.
Jostein Gaarder
Soy un hombre homosexual encerrado en el cuerpo de una mujer.
Moria Casán
El silencio que acepta al mérito como la cosa más natural del mundo, es el más resonante aplauso.
Ralph Waldo Emerson
Los amigos son una ficción basada en alguna momentánea experiencia.
Todos en la familia tocaban música. Hasta el mismísimo día de su muerte, mi padre nunca fue a ningún sitio sin su armónica en el bolsillo.
Ron Wood
No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso.
Rosario Castellanos
Empiezo a desear un lenguaje parco como el que usan los amantes, palabras rotas, palabras quebradas, como el roce de las pisadas en la acera, palabras de una sílaba como las que usan los niños cuando entran en un cuarto donde su madre está cosiendo y cogen del suelo una hebra de lana blanca, una pluma, o un retal de chintz. Necesito un aullido, un grito.
Virginia Woolf