El nombre que tenemos sustituye lo que somos: no sabemos nada del otro.
José Saramago
No vivas en ciudad cuyo gobernador sea un médico.
Anónimo
El buen estilo debe ser, ante todo, claro.
Aristóteles
Ya lo comprendo, despegarme quieres el corazón; me quieres solo sin ningún arrimo de otra ilusión.
Aurelio Espinosa Pólit
Para un historiador las bibliotecas son el alimento, el refugio, e incluso la inspiración. Las hay de dos tipos: las bibliotecas de materiales publicados, libros, folletos, publicaciones periódicas; y los archivos de documentos inéditos.
Barbara Tuchman
El arte tiene un enemigo que se llama ignorancia.
Ben Jonson
Entré por la puerta grande y salí por la puerta grande.
Carlos Menem
No hay lugar para el temor, ni para la esperanza. Sólo cabe buscar nuevas armas.
Gilles Deleuze
La finalidad última de la ciencia es la verdad; el fin último de las artes, por el contrario, es el placer.
Gotthold Ephraim Lessing
Si todas las partes del universo son intercambiables en una cierta medida, cualquier fenómeno no será el efecto de una sola causa, sino el resultante de causas infinitamente numerosas.
Henri Poincaré
Si pudiera darte un pensamiento que te conviene llevar contigo todos los días al baño sería el siguiente: Medita en tus momentos libres.
Henry Miller
Porque eleva y derriba fácilmente, abate con facilidad al hombre poderoso y fortalece al débil, castiga al malo y humilla al soberbio, Zeus que truena en las alturas y habita las moradas superiores.
Hesíodo
En una sociedad cerrada donde todo el mundo es culpable, el único crimen es ser atrapado. En un mundo de ladrones, el único pecado definitivo es la estupidez.
Hunter S. Thompson
Yo que siempre me había dedicado a los libros sin pretensión académica, con un estilo libre y poco respetuoso, ahora me veo realizando trabajos de erudición, libros o artículos que piden una dedicación más contenida y notas a pie de página.
Joan Fuster
Los galanes y los cortejos van a apostar con las señoras, y ofrecen una caja de guantes o un estuche de perfumes, en cambio de la pálida camelia que se marchita en los cabellos de la dama o del coqueto alfiler de oro que detiene los rizos en la nuca.
Manuel Gutiérrez Nájera
Cuando uno es feliz nunca sabe que lo es. Años después decidí que había sido feliz de niño; en realidad, no lo era. Pero tampoco era tan desgraciado como en los años que siguieron. Cuando era niño no me interesaba la felicidad.
Orhan Pamuk