-Que no lo oiga el diablo, señor ministro, El Diablo tiene tan buen oído que no necesita que se le digan las cosas en voz alta, Entonces que dios nos valga, No vale la pena, ése es sordo de nacimiento.
José Saramago
Consideramos pues, a la religión de los judíos como la más inferior entre las doctrinas religiosas de los pueblos civilizados, lo cual concuerda perfectamente con el hecho de que también es la única que, en absoluto, no tiene ninguna huella de inmortalidad.
Arthur Schopenhauer
No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte y mezclados con la falsedad y con el mal.
Blaise Pascal
Cuando yo estaba mal y sufría, pensaba en ti y me animaba, Mariano, tú eres mi escudo. El espíritu de Valencia sigue vivo. El PSOE está nervioso y por eso nos ataca. Hemos hecho una renovación fantástica en Valencia y por eso estamos muy orgullosos.
Francisco Camps
Es imposible imaginar una fusión más absoluta con la naturaleza que la de la etnia gitana.
Franz Liszt
He asesinado tantas mujeres que me cuesta acordarme de todas ellas.
Gary Leon Ridgway
La anarquía está en todas partes cuando la responsabilidad no está en ninguna.
Gustave Le Bon
Sabes lo que quieres hacer a continuación pero no recuerdas lo que acabas de hacer.
Guy Pearce
No puede herirnos la injuria sino cuando la recordamos; por ello la mejor venganza es el olvido.
Harold Hart Crane
Nunca odies una canción que vendió medio millón de copias.
Irving Berlin
La mayor parte de las vidas no se distinguen por sus grandes logros, sino por una infinidad de logros pequeños.
Lisa Kleypas
El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en un monstruo. Y si miras fijamente durante mucho tiempo a un abismo el abismo también mira dentro de ti.
Mark Twain
Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo el más sagrado e indispensable de los deberes.
Maximilien Robespierre
¡Qué indefenso está el hombre ante los elogios!
Milan Kundera
Elige un enemigo grande y esto te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque, si él crece, tú te harás pequeño; Me dijo el Viejo Antonio una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en que reinan el tabaco y la palabra.
Subcomandante Marcos
Las siete. A las siete me comunicaron que estaba en el hospital. Corrí allí, pero el hospital ya estaba acordonado por la milicia; no dejaban pasar a nadie. Sólo entraban las ambulancias. Los milicianos gritaban: los coches están contaminados, no os acerquéis. No sólo yo, todas las mujeres vinieron, todas cuyos maridos estuvieron aquella noche en la central.
Svetlana Alexijevich