La vida es lo que hacemos y lo que nos pasa.
José Ortega y Gasset
En la vida real, la farsa existe únicamente para los espectadores, nunca para los actores.
Aldous Huxley
Qué importa nada si yo no sé reír, no sé sentir...
Amaia Montero
... los israeilitas no lograron formar, a partir de tantos milagros, una idea correcta de Dios, como la misma experiencia ha confirmado.
Baruch Spinoza
Vegetales gigantes llegarán a la Tierra antes de la Gran Hambre.
Benjamín Solari Parravicini
Quisiera no tener memoria o convertirme en el piadoso polvo para escapar a la condena de mirarme.
Elena Garro
Admirar las obras de los otros es, sin duda, mucho más fácil y más cómodo que trabajar.
Émile Augier
Los viejos se consuelan dando buenos consejos porque no pueden dar malos ejemplos.
François de La Rochefoucauld
Desconocer nuestras raíces, separarnos de ellas, constituye el gesto suicida de un idiota.
François Mitterrand
¡Ay, con qué frescura, con qué solemnidad y belleza, nace cada nuevo día! Como si dijera al hombre insensato ¡Mira, tienes otra oportunidad! ¡Lucha por conseguir la gloria inmortal!.
Harriet Beecher Stowe
Al poder legislativo: Una frase del poeta Ezra Pound debería ser tema de meditación no sólo de ustedes, sino de cada ser humano de esta nación: Cuando un hombre traiciona su palabra, o su palabra no vale nada o ese hombre no vale nada. Ambas cosas, queridos legisladores, porque la palabra es el hombre mismo.
Javier Sicilia
Arranqué las malas hierbas, mas guardé las flores.
Kelly Clarkson
La mujer que no ha sido hermosa no ha sido joven.
Madame Swetchine
Desde que, por la envidia del demonio el género humano se separó miserablemente de Dios, a quien debía su llamada a la existencia y los dones sobrenaturales, los hombres se han dividido en dos campos opuestos que no cesan de combatir: uno por la verdad y la virtud, el otro por aquello que es contrario a la virtud y a la verdad.
María Vallejo-Nágera
La niña es la mujer que respetamos; la mujer es la niña que engañamos.
Ramón de Campoamor
Adoro a los gatos. Son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños.
Umberto Eco