El verdadero tesoro del hombre es el tesoro de sus errores.
José Ortega y Gasset
Hay cosas que te agarran por sorpresa. Cuando apareció internet ocupó el 5o o 6o puesto en nuestra lista de prioridades. Pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que era un fenómeno más profundo de lo que habíamos pensado.
Bill Gates
La ironía es una forma de paradoja. Paradoja es aquello que es bueno y grande al mismo tiempo.
Friedrich Schlegel
La verdad no es lenguaje de cortesanos; no suele sonar sino en los labios de quien ni espera ni teme nada del poder de otros.
Giuseppe Mazzini
Juez - Un estudiante de leyes que corrige sus propios exámenes.
H. L. Mencken
Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística.
Iósif Stalin
Te dicen descuidado por que están acostumbrados a los jardines, no a la selva.
Jaime Sabines
Yo no me llamo Monseñor -respondió el monstruo- sino la Bestia. No me gustan los halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus lisonjas.
Jeanne Marie Leprince de Beaumont
La obra maestra no florece sino en un terreno abonado por una anónima u oscura multitud de obras mediocres.
José Carlos Mariátegui
Libre no es un obrar según la propia gana, sino una elección entre varias posibilidades profundamente conocidas.
Juan Domingo Perón
Es la peor clase de crueldad, la de los que no piensan. Uno no puede contra ella.
Lucy Montgomery
Si ha cometido errores, incluso errores graves, siempre tendrá una oportunidad de enmendarlos.
Mary Pickford
No creo en el elitismo. No creo que la audiencia sea esta persona tonta inferior a mí. Yo soy la audiencia.
Quentin Tarantino
El arte del comerciante consiste en llevar una cosa desde un sitio donde abunda a otro donde se paga cara.
Ralph Waldo Emerson
Extraer dinero de los usuarios de un programa limitando su uso es destructivo porque las restricciones reducen la cantidad y las formas en que el programa puede ser utilizado. Esto reduce la cantidad de beneficios que la humanidad obtiene del programa.
Richard Stallman
Hay casos tan feos, que aún al que los castiga ofenden.
Séneca