Pido a las generaciones futuras que algún día reivindiquen mi nombre, ya que muero como un bandido en tierra extraña.
José Miguel Carrera
Coge el día presente y fíate lo menos posible del mañana.
Ángel Ganivet
Quien habla de cosas que no le atañen, escucha cosas que no le gustan.
Averroes
Los soles se ocultan y pueden aparecer de nuevo pero cuando nuestra efímera luz se esconde, la noche es para siempre y el sueño, eterno.
Catulo
La educación era la nueva divinidad, y los hombres educados los nuevos poderosos hacendados.
Charles Bukowski
A los últimos a quienes perdonamos su infidelidad es a aquellos a quienes hemos decepcionado.
Emil Cioran
Mirad con el microscopio de la sociología las joyas con que se engalanan los burgueses y veréis que en sus piedras preciosos se encuentran los glóbulos rojos que faltan en la sangre de los proletarios.
Fernando Tarrida del Mármol
Amamos a la madre casi sin saberlo; y tan sólo percibimos toda la profundidad de las raíces de este amor en el momento de la última separación.
Guy de Maupassant
No es necesario ver telenovelas si uno tiene una familia numerosa. Basta observarla con cuidado.
Héctor Abad Faciolince
Mi grandeza no reside en no haber caído nunca, sino en haberme levantado siempre.
Marlene Dietrich
Ocho horas diarias de trabajo es suficiente para cualquier ser humano, y debe obtener suficiente para permitir un suministro de alimentos generoso, vestimenta y vivienda.
Robert Owen
Mi única patria son mis dos hijos, Lautaro y Alexandra. Y tal vez, pero en segundo plano, algunos instantes, algunas calles, algunos rostros o escenas o libros que están dentro de mí y que algún día olvidaré, que es lo mejor que uno puede hacer con la patria.
Roberto Bolaño
La venganza es una palabra inhumana.
Séneca
El corazón y la pasión es lo que distingue a Ferrari de los demás constructores.
Stirling Moss
Disfracemos como queramos nuestro cautiverio, es la mujer quien nos gobierna todavía.
Thomas Moore
La verdad es indivisible, resplandece con su propia luz, y no admite particiones dictadas por nuestros intereses y por nuestra vergüenza.
Umberto Eco