Te voy a regalar una Euskadi en paz.
José Luis Rodríguez Zapatero
Lo que sé, lo que es seguro, lo que no puedo negar, lo que no puedo rechazar, eso es lo que importa.
Albert Camus
Lo que los hombres tardan más en perdonaros, es el mal que de vosotros han dicho.
André Maurois
Siempre es mejor en la vida no trabajar que trabajar en algo en lo que no te gustaría estar trabajando.
Andy Garcia
Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración.
Aristóteles
La filosofía muchas veces no reporta nada, pero siempre ahorra mucho.
Arthur Schopenhauer
La locura es un término muy general, no necesariamente se refiere a la demencia.
Blanca Miosi
¿Hay alguien más solo que un héroe?
Boris Vian
Por miedo a la crítica, mientras que no hagáis mal, no dejes de hacer lo que en cada caso estiméis más conveniente.
Don Juan Manuel
Lo que yo pido es que el Gobierno de España reconozca que se ha producido este importante aumento de la población.
Francisco Camps
¿Comenzaba yo a metamorfosearme? Estuve seguro que sí. Ello empezó a inquietarme, a despertar en mí muy serios temores, y creí, en más de una ocasión, no reconocerme del todo al cruzar ante un espejo.
Francisco Tario
Siempre me mantengo sobre el terreno de los hechos: todas mis conjeturas las compruebo experimentalmente y, de esta manera, me apoyo siempre en la solución que dan los hechos.
Iván Pávlov
El cambio significa viajar por aguas desconocidas, y esto nos produce inseguridad. Por eso muchas personas se sienten más cómodas con los viejos problemas que con las nuevas soluciones.
John C. Maxwell
Migajas de decencia, lo único que nosotros los pobres podemos ofrecernos unos a otros.
Saul Bellow
Los dolores leves son parleros, los grandes enmudecen estupefactos.
Séneca
La falta de escrúpulo de la novela ordinaria, sus inverosimilitudes y sus excesivos sentimentalismos, no consiguió Balzac evitarlos nunca por entero en sus novelas, pero sobre todo la fluidez, la ligereza, la velocidad a las cuales acostumbró su mano en los tiempos de su fábrica, fueron a la larga funestas para su estilo.
Stefan Zweig