Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas.
José de San Martín
Si quieres un siervo fiel, sírvete a ti mismo.
Anónimo
Bendito el señor, mi roca que adiestra mis manos para la guerra y mis dedos para la batalla, mi amor y mi baluarte, mi ciudadela y mi libertador, mi escudo, en él me cobijo.
Barry Pepper
Soy tuya, estoy hecha a tu medida.
Elena Anaya
Los aldeanos no son blandos de corazón; al revés, suelen tenerlo tan duro y callado como las palmas de las manos; pero cuando no esta en juego su interés propio, poseen cierto instinto de justicia que los induce a tomar el partido del débil oprimido por el fuerte.
Emilia Pardo Bazán
Más vale perder lo servido que la vida por cobrallo.
Fernando de Rojas
Las mujeres son la sonrisa de la naturaleza: el sostén del hombre en los dos extremos de su vida, y en su centro, el placer.
Filippo Pananti
Si la cosa sigue así, al hombre se le atrofiarán todos los miembros salvo el dedo de apretar botones.
Frank Lloyd Wright
La embriaguez de la cólera es más vergonzosa que la embriaguez del vino.
Ignacio Manuel Altamirano
El traductor es el héroe cuya proeza se mide por su capacidad para ser olvidado.
Jorge Wagensberg
Cuando no sale el mono sale el perro que llevamos dentro a veces ladro otras muevo el rabo si estoy contento.
Kase.O
Nuestra civilización se caracteriza por la palabra progreso. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí.
Ludwig Wittgenstein
Tenemos que ir a un lugar en el que el pueblo inocente no se encienda como una mecha. - ¿Y dónde está ese lugar? - Se produjo un prolongado silencio.
Noah Gordon
Lo pintoresco tradicional, lo único autorizado por la crítica, tenía buenas razones para no encontrarse en mis cuadros: abandonado a mí mismo, lo pintoresco es inoperante y se niega cada vez que reaparece idéntico a sí mismo. Ya que lo producía su encanto, mientras no se hubiera convertido aún en tradicional, era lo inesperado, la novedad de una disposición y lo extraño.
René Magritte
Ningún día es largo para el ocupado.
Séneca
Amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.
Teresa de Calcuta