Cuando pierdes algo vives su dolor, y ahí termina la experiencia para muchos. Otros aprenden, con el dolor, a vivir lo perdido. El dolor, entonces, ya no es de algo, sino de la vida que lo albergaba. No obstante, saber vivir sin el dolor y sin la pérdida lo pueden alcanzar unos cuantos, para quienes la vida es desposesión y seguir callado.