El culto con que veneramos a los viejos, me dijo Nuño, suele ser a veces más supersticioso que debido. Cuando miro algún anciano que ha gastado su vida en alguna carrera útil a la patria, lo miro sin duda con veneración; pero cuando el tal no es más que un ente viejo que de nada ha servido, estoy muy lejos de venerar sus canas.