El toreo es un doble ejercicio físico metafísico de integración espiritual en el que se valora el significado de lo humano heroicamente o puramente: en cuerpo y alma, aparentemente inmortal.
José Bergamín
Todo lo vence el amor.
Chiara Lubich
La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo.
Cicerón
El mundo entero está sembrado de trampas, asechanzas y ardides para la captura de los hombres por las mujeres.
George Bernard Shaw
Era tu figura la flor de un nimbo de ensueño.
Gerardo Diego
La mejor forma de ejercer la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita; en última instancia no hay más método que el propio, cuando uno mismo se ha moldeado a fondo.
Harold Bloom
Cuando pierdas no digas nada. Y cuando ganes di aún menos. Sé humilde en tus victorias y elegante en tus derrotas. Que hablen los demás.
Ignacio Novo Bueno
Corderos desfigurados reflejan en sus ojos las vueltas de las estrellas y los viejos molinos.
Jacobo Fijman
Hay personas a quienes la suerte les llega como por accidente, y son ellos los primeros sorprendidos y consternados. Luego, empero, vuelven hacia sí sus ojos y se reconocen dignos de su buena estrella.
Jean de la Bruyere
Podría darse el caso de que nos quitaran el Atlético de Madrid porque el juez sólo hace caso de invenciones, alarmas y titulares.
Jesús Gil y Gil
Lo único que he hecho es seguir el corazón, los sentimientos, ir encontrando esa forma propia y auténtica de hacer música.
Juanes
A través de la manipulación, las élites dominadoras intentan conformar progresivamente las masas a sus objetivos.
Paulo Freire
¡Odio las vacaciones! Si usted puede construir edificios, ¿por qué sentarse en la playa?
Philip Johnson
Un estadista que ignora la forma en que se originan los acontecimientos es como un médico que no conoce las causas de las enfermedades que se propone curar.
Polibio
Tal vez seamos incapaces de hallar la verdad, pero sabemos que existe una verdad.
Ricardo García Damborenea
El amor de Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal.
Teresa de Jesús