Te digo adiós si acaso te quiero todavía quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós. No sé si me quisiste... No sé si te quería o tal vez nos quisimos demasiado los dos.
José Ángel Buesa
Ser humano significa sentirse inferior.
Alfred Adler
¡Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de su muerte!
Almafuerte
La Ley, en su magnífica ecuanimidad, prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las calles y robar pan.
Anatole France
No hay ningún acto que se califique correctamente de loco que no sea un acto errado, es decir, un error. Pero no todos los errores que se cometen son actos locos. Luego el acto loco es un tipo de error.
Carlos Castilla del Pino
La compasión, buena siempre, es en muchos casos la celestial precursora de la justicia.
Concepción Arenal
En las ideas es en donde reside nuestra fuerza y tanto mejor si las sostenemos con obstinación.
Enzo Ferrari
No existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura.
Haruki Murakami
Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta.
Homero
Vienen hasta nosotros, pero a nosotros el amor arrastra, y, sin masticar, engulle. Por él, como por bala encadenada, tropas enteras mueren.
John Donne
Nunca te des por vencido. Crea tu propio camino.
Katharine Hepburn
La sinceridad es algo más que decir la verdad. Significa no tener secretos. El secretismo no sólo sirve para aislar a unas personas de otras, sino que cuando usted oculta algo, difícilmente se trata de algo bueno. Por lo general se trata de algo que le molesta o de lo que se avergüenza. En realidad, es una debilidad.
Meg Meeker
La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador.
Oscar Wilde
Al hablar, como al guisar, su granito de sal.
Proverbio
Me gustaría que los fans tomaran meditación en vez de drogas.
Ringo Starr
Mi gran satisfacción proviene de ayudar a borrar opiniones gastadas acerca de los latinoamericanos y los afroamericanos.
Roberto Clemente