La burguesía ha tratado de matar a la poesía, para luego coleccionarla como objeto de lujo.
Jorge Teillier
Aquí vengo, aquí me ves, aquí me postro, aquí estoy, como tu esclavo que soy, abandonado a tus pies.
Almafuerte
No soy religiosa en absoluto. Pienso que la fe es algo que te da fuerza. Creo en el destino y creo que las cosas suceden por una razón, pero no creo que haya un poder superior necesariamente.
Amy Winehouse
Tienes unos hermosos ojos, que cuando me miran iluminan mi vida, por favor, no dejes de mirarme porque mi corazón te necesita.
Anónimo
Cómense mejor los buenos bocados de la suerte con el agridulce de un azar.
Baltasar Gracián
Miré una y otra vez al cielo, absorta en esos pensamientos. "Estoy aquí, ahora, con mi cuerpo, mirando al cielo. Éste es mi espacio". Absorta en esa vida a la que mi cuerpo sólo daría cobijo una vez, bella como el crepúsculo que resplandecía a lo lejos.
Banana Yoshimoto
Siempre que hablo contigo acabo muriéndome más, un poco más.
Frida Kahlo
Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote.
Jaime Sabines
Decidí dedicarme a esto de la música cuando iba a ver las películas de Elvis y veía las filas y filas de fanáticos que esperaban horas para verlas en los cines... pensé: Ese es un muy buen trabajo.
John Lennon
Allí la cuestión era ganar dinero y a mí eso no me preocupaba, una vez cubiertas mis necesidades. Ganar dinero era una preocupación secundaria frente a la cuestión de vivir, de experimentar sentimientos, emociones, el aprendizaje. No me interesaba procurar tener más sino hacerme mejor dentro de lo posible.
José Luis Sampedro
March 11, 2004, now occupies a place in the history of infamy.
José María Aznar
Eres diferente, no permitas que nadie te diga que no tienes nada que ofrecer.
Michael Douglas
Nosotros, el pueblo llano, sudamos sangre como si fuéramos bestias de carga, sólo para que los oficiales corruptos y codiciosos puedan engordar y no hacer nada.
Mo Yan
La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino.
Simón Bolívar
El viento era cada vez más potente. Silbaba con fuerza y hacía que los dos mástiles se combaran como cañas de pescar. Las olas se alzaban y, con la sencillez de quien salta un simple leño, pasaban de un lado al otro del barco, agitadas como una banda de facinerosos, y entonces se las llevaba la corriente. En aquellos momentos, las escotillas se convertían en cataratas.
Takiji Kobayashi
Nada tiene un precedente, hasta que pasa por primera vez.
Tom Hanks