Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas.
Jorge Luis Borges
Me gusta la mujer que me dice algo sin hablarme, que tiene aura.
Alejandro Sanz
La felicidad no existe. Lo único que existe es el deseo de ser feliz.
Antón Chéjov
¿Por qué soy tan buena interpretando a prostitutas? Creo que es porque no lo soy. Probablemente por eso es por lo que Miss Crawford siempre interpreta señoritas.
Bette Davis
La duda, esa vaga nubecilla que, a veces, habita los cerebros, también puede entenderse como un regalo. Y no es -lo que queda dicho- una aseveración, ya que, sobre ella, tengo también mis dudas.
Camilo José Cela
Entre ellos (los filósofos), eché de menos cómo alguno de los filósofos no puso la felicidad del hombre en no escribir, siendo éste uno de los mayores y más importunos trabajos de la vida humana.
Diego de Saavedra Fajardo
El aburrimiento es una enfermedad cuyo remedio es el trabajo; el placer sólo es un paliativo.
Duque de Levis
No es que los oráculos hayan dejado de hablar, sino que los hombres han dejado de escucharlos.
Georg Christoph Lichtenberg
Las guerras son el espanto de las madres.
Horacio
Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas.
José de San Martín
Aquellos que no sean capaces de defender antiguas posiciones, nunca lograrán conquistar las nuevas.
León Trotski
No hay nobleza en la pobreza. He sido un hombre rico y un hombre pobre. Y escojo la vida de rico a cada maldito momento. Al menos como un hombre rico encaro mis problemas y los meto atrás de una limosina usando un traje de $2.000 dólares y un reloj de $4.000 dólares.
Leonardo DiCaprio
Mi trɑbɑjo no es decirle a tus hijos como ɑctuɑr o como no ɑctuɑr.
Miley Cyrus
Compitiendo con la imagen del espejo en el que miro.
Nach
Pero hacia el ensueño navegando un día, escuché lejano canto de sirenas y enfermó mi alma de Melancolía.
Ramón María del Valle-Inclán
En algunas ocasiones no es nada más que una puerta muy delgada lo que separa a los niños de lo que nosotros llamamos mundo real, y un poco de viento puede abrirla.
Stefan Zweig