Aunque usted no lo crea: la mayoría de las veces oímos pero no escuchamos. Pues escuchar implica entender lo que se nos dice. Un multimillonario norteamericano alguna vez declaró al respecto que Dios nos ha dado dos orejas y una sola boca, porque quiso decirnos que más debemos escuchar que hablar. Sin embargo, la realidad nos evidencia todo lo contrario.