Siempre he creído que el cerebro es como un desván, un espacio que guarda hechos. Pero como es un espacio finito, sólo almacenas en el lo necesario para tener la mejor versión de ti mismo. Es importante que no haya hechos intrascendentes. La cháchara de la reunión del grupo de apoyo, por ejemplo, quita sitio a lo trascendental.