Estoy en un lugar horrible y vulgar llamado Los Ángeles.
Johnny Depp
Si de algo me jacto, es de haber practicado todas las disciplinas del hermosísimo oficio de periodista. Yo he sido corrector de pruebas, traductor de cables, emplanador editorialista, columnista, reportero, asistente de reportero gráfico, jefe de redacción, director a ratos. Yo he hecho todas las disciplinas del periodismo. Las he ejercido y con igual alegría en cualquiera de sus sectores.
Alejo Carpentier
Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción de una necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad del otro individuo.
Arthur Schopenhauer
Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro.
Banana Yoshimoto
Hay un camino seguro para llegar a todo corazón: es el amor.
Concepción Arenal
La soledad es la gran talladora del espíritu.
Federico García Lorca
Todos estamos inclinados a juzgarnos a nosotros por nuestros ideales y a otros por sus actos.
Harold Nicolson
El analista debe estar atento a la palabra plena.
Jacques Lacan
Mientras corre parece un boxeador luchando contra su sombra.
Jean Echenoz
Nada tengo, te entregué para siempre el derecho a disponer de mi propia voluntad.
Jerónimo Usera
El día que las mujeres dejen de leer! ¡Ése será el día que muera la novela!
John Irving
El campo de batalla lo perdimos; mas voluntad invicta conservamos, odio inmortal, empeño de venganza, y el valor obstinado, que al temor la cerviz nunca ha doblado.
John Milton
Yo no te amo... te adoro... Y hasta te odio un poquito...
Julio Herrera y Reissig
Incontables las lunas que brillaban sobre sus azoteas, o los mil soles espléndidos que se ocultaban tras sus muros.
Khaled Hosseini
Ningún mérito tiene la fidelidad mientras dura el amor. La fidelidad no es virtud sino cuando se convierte en deber.
Max O'Rell
Se le desprendieron las lilas y mimosas. Y cuando me incliné a tomarlas, el se arrodilló también. Bañé dichoso mi rostro entonces en las rosas frescas.
Stefan George