La masa no será detenida con consignas sino con la satisfacción de las necesidades.
John William Cooke
Sólo hay dos cosas en el arte: la humanidad o la falta de ella. La simple forma, algún detalle en sí, no crea humanidad. Hoy en día contamos con suficiente arquitectura mala y superficial que es moderna.
Alvar Aalto
Todo lo que puedo hacer es ser yo, quienquiera que sea.
Bob Dylan
Cuando llega uno a cierta edad ya no ve lo que tiene delante sino lo que vio en los tiempos que veía.
Francisco García Pavón
Si fueran a reproducirse en los papeles públicos, los elogios que durante la ausencia se hacen los amigos íntimos, habría duelos a muerte todos los días.
Ignacio Manuel Altamirano
Hace tiempo que tengo ofrecido a Dios el sacrificio de mi reputación y hasta de mi vida.
Jerónimo Usera
Cualquiera que sea la libertad por la que luchamos, debe ser una libertad basada en la igualdad.
Judith Butler
Cuánto y cuánto te quiero, mi dulzura lejana. No hago ni he hecho más que recordarte y padecer con tu ausencia, y así será, querido amor, hasta que vuelta a verte. ¿Cuando?
Leopoldo Lugones
El amor nunca se muere de hambre, generalmente lo hace por indigestión.
Ninon de Lenclos
Los que aman sólo una vez en su vida son realmente los superficiales. Lo que llaman constancia y fidelidad podía llamarse letargia de la costumbre o falta de imaginación.
Oscar Wilde
Las obras no se acaban, se abandonan.
Paul Valéry
En esta luz del poema, todo, desde el más nocturno beso al cenital esplendor, todo está mucho más claro.
Pedro Salinas
La amistad es el vínculo de dos almas virtuosas.
Pitágoras
Mis ideas dependen del uso que se haga de la obra. Distingo tres tipos de creaciones: las de uso práctico; las que transmiten el pensamiento, y las de arte y diversión. Las prácticas deben ser libres. El software es un ejemplo. No sirve para admirar su código fuente. La finalidad de un programa es ser ejecutado. Es como una receta.
Richard Stallman
Muchos abolicionistas tienen todavía que aprender el ABC de los derechos de la mujer.
Susan B. Anthony
Wagner veía en el arte un arcano sagrado, una panacea para los males de la sociedad, mientras que Tolstói, hacia el final de su vida, lo rechazaba como un lujo frívolo.
Thomas Mann