El que tiene mala memoria se ahorra muchos remordimientos.
John Osborne
Quieres que sean felices, que tengan una buena vida, que no cometan tus errores. Y no lo hacen: cometen los suyos. En el fondo creo que subyace el deseo de que no crezcan; de que estén siempre a nuestro lado. Pero cuando ves que tus hijos son felices, con sus vidas, sus responsabilidades, entonces la relación fluye y evoluciona con naturalidad.
Ana Belén
Vida y muerte sueños son, y todo en el mundo sueña Sueño es la vida en el hombre, sueño es la muerte en la piedra.
Ángel Ganivet
Todos los desplazamientos jamás nos alejan del hospedaje de nosotros mismos y ningún enemigo externo es peor que el que ya nos habita.
Carlos Fuentes
Los verdaderos líderes se hacen a sí mismos accesibles y disponibles para los demás.
Colin Powell
¿Adónde van las sensaciones cuando ya no puedes vivir con ellas en tu interior?
Elísabet Benavent
Los libros son como la vida. Nunca se terminan del todo.
Joël Dicker
La ETA que padecimos ya no volverá
Jorge Fernández Díaz
La pasión por la literatura, como todos los buenos vicios, se acrecienta con el paso de los años.
Mario Vargas Llosa
La mano de un niño junto a la tuya despierta mucha ternura, es el poder que evoca. Es al instante piedra de toque de la sabiduría y la fuerza.
Marjorie Holmes
Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento.
Miguel Hernández
Con algunas excepciones, el hombre que no puede seguir a un líder inteligentemente, no puede volverse un líder eficiente.
Napoleon Hill
Siempre la música fue el imán de mis sentidos.
Pedro Calderón de la Barca
Dos elementos son necesarios para formar una verdad: un hecho y una abstracción.
Remy de Gourmont
Supongo que cuando el borracho razona consigo mismo acerca de su vicio, ni una sola vez entre quinientas se deja influir por los peligros a que le expone su brutal insensibilidad.
Robert Louis Stevenson
Si el Creador hubiera dicho Hágase la luz en Ankh-Morpork, se habría quedado ahí por culpa de toda la gente diciendo: ¿De qué color?.
Terry Pratchett