No hay razones intrÃnsecas para la escasez de capital.
John Maynard Keynes
A veces mi corazón va donde mi voz no llega.
Alejandro Sanz
Elegiré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Elegiré sólo a los que me plazcan, y a ellos amaré y respetaré, pero no obedeceré ni daré órdenes. Y uniremos nuestras manos cuando queramos, o andaremos solos cuando lo deseemos.
Ayn Rand
En el mundo que imagino, se cazarán alces por los bosques de los cañones que rodean las ruinas del Centro Rockefeller.
Brad Pitt
Era -la dama- toda de elegancias, en su vocecita, en sus mohines, en sus miradas y actitudes, como si su cuerpo, sus pensamientos, su habla y su corazón fuesen también obra de su modisto.
Gabriel Miró
He creado una heroÃna (Chihiro) que es una chica corriente, alguien con quien el público puede simpatizar. No es una historia en la que los personajes crecen, sino una historia en la que pueden sacar lo que llevan dentro, debido a las circunstancias particulares. Quiero que mis jóvenes amigos vivan asà y creo que ellos, al igual que yo, tienen ese deseo.
Hayao Miyazaki
Puedo olvidar las injurias; jamás los favores.
Horace Walpole
No levante la espada sobre la cabeza de quien te ha pedido perdón.
Joaquim Machado de Assis
El estilo de la Edad Moderna es en muy alta proporción una creación española.
Julián MarÃas
El secreto de la escritura, o, dicho de otro modo, el arte de escribir a fin de suscitar la atención del lector, consiste en conocer la frontera que separa lo que se puede expresar con ayuda de las palabras y lo que no se puede expresar, y en saber detenerse justo en esa frontera.
Junichiro Tanizaki
La ciencia ha reducido el Génesis a un cuento oriental.
Manuel Vicent
Una sirena llora la salida de un barco sobre el agua que borra.
Marguerite Yourcenar
Si no fuesemos mortales no podrÃamos llorar.
Ramón Gómez de la Serna
Si el ejército usa Windows, está en peligro de ser atacado por una puerta trasera.
Richard Stallman
La mayorÃa de las personas equiparan la disciplina a la ausencia de libertad. El deber acaba con la espontaneidad, en el deber no hay libertad, quiero hacer lo que quiera. Eso, y no el deber, es libertad. En realidad ocurre todo lo contrario. Sólo las personas disciplinadas son realmente libres. Las indisciplinadas son esclavas de los cambios de humor, de los apetitos y las pasiones.
Stephen Covey
El autor deberÃa morirse después de haber escrito su obra. Para allanarle el camino al texto.
Umberto Eco