La dignidad no marcha por una carretera recta. El camino por recorrer son múltiples caminos que se hacen al andar: caminos, entonces, que resisten definición. Más que una marcha, es un caminar, un andar. Un caminar, pero no simplemente un pasear. La dignidad es siempre un caminar en contra de: en contra de todo lo que niega la dignidad.