Tal vez papá crea que pretendo disculparme, pero no es así. He tenido algunos apuros con las asignaturas por culpa de aquello que decía papá que me pasa: empiezo con grandes bríos para desinflarme luego.
John F. Kennedy
No, no, yo no toco la moto... le tengo demasiado respeto a todo esto como para montarme en la moto para ir a 30 por hora.
Ángel Nieto
Si existe Dios tendrá que rogar mi perdón. (Inscripción hecha por un prisionero en un muro en el campo de concentración de Auschwitz)
Anónimo
Esa clemencia, de la que se hace una virtud, a veces se practica por vanidad, otras por pereza, a menudo por miedo, y casi siempre por esas tres razones juntas.
François de La Rochefoucauld
Amarte era traicionar a Francia, pero no amarte era traicionar a mi corazón.
Gabriel Byrne
¡Cómo sois las parejasgay-hetero!
Hugo Silva
Tranquilícese, que no abofeteo muy bien a estas horas de la noche.
Humphrey Bogart
Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo.
John Maynard Keynes
La obsesión de interés utilitario tiende progresivamente a enervar y empequeñecer en los corazones el sentimiento del derecho.
José Enrique Rodó
Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo.
Miguel Delibes
Cada persona que vence en cualquier empresa debe estar dispuesta a quemar sus naves y eliminar todas las posibilidades de dar marcha atrás. Sólo así puede tener la seguridad de mantener ese estado mental conocido como deseo ardiente de ganar, esencial para el éxito.
Napoleon Hill
No me gusta la fuerza bruta, pero la razón bruta es totalmente insoportable. No está bien utilizarla. Es como golpear por debajo del intelecto.
Oscar Wilde
Dichoso el día en que ni la fortuna ni la miseria se hereden.
Rafael Barrett
El ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito.
Søren Kierkegaard
En los bares que frecuentaba como vaquero estrella, la actitud distinguida implicaba un cierto y desafectado desdén por el cuerpo. El cuerpo era carne. Case cayó en la prisión de su propia carne.
William Gibson
Las piedras de los cimientos para un éxito equilibrado son la honestidad, el carácter, la integridad, la fe, el amor y la lealtad.
Zig Ziglar