Todas las oposiciones de mente y cuerpo, de materia y alma, de espíritu y carne, tienen su origen fundamentalmente en el temor de lo que la vida nos puede deparar.
John Dewey
Una orgía real nunca excita tanto cuanto un libro pornográfico.
Aldous Huxley
Le dije a mi corazón sin gloria pero sin pena, no cometas el crimen, varón, si no vas a cumplir la condena.
Andrés Calamaro
... si, aún no siendo infinito el cuerpo del universo, no será, empero, de un tamaño tal como para permitir que existan múltiples mundos;...
Aristóteles
Una princesa puede gritar, sudar si se esfuerza. Y si no lo hace es que no es humana.
Chloë Grace Moretz
La libertad de la prensa funciona de tal manera que no hay mucha libertad en ella.
Grace Kelly
El arte de la vida, de la vida de un poeta, es, no teniendo que hacer nada, hacer algo.
Henry David Thoreau
La paz del mundo no exige que cada hombre ame a su prójimo; solamente que ambos vivan juntos, tolerándose mutuamente, sometiendo sus disputas a un arreglo justo y pacífico.
John F. Kennedy
La forma de comunicación más eficaz y rápida es el pánico.
Jorge González Moore
El piso desprendía el aire de contenida desesperación que se palpa en un puesto de mando cuando está lejos de una batalla que empieza a torcerse.
Lee Child
La antimateria se comporta exactamente igual que la materia.
Richard Feynman
Nade contra la corriente. Recorra el camino inverso. No tome en cuenta la sabiduría convencional.
Sam Walton
No tienes por qué creer que la felicidad de los unos debe basarse en la desdicha de otros.
Séneca
Pienso que a veces una cosa nos aterroriza porque descubrimos algo siniestro detrás de una cara bonita. Las cosas también nos asustan porque de alguna manera nos tocan alguna fibra sensible. Tememos a cosas que son diferentes de nosotros.
Stephen King
¡La instrucción!... Una gran cosa, capaz de infundir respetabilidad hasta a los mayores pecados.
Vicente Blasco Ibáñez
Son niños. Por el momento, lo que hay que hacer es cuidarlos física y mentalmente, apartarlos del peligro, evitar que mueran, quererles, cuidarles, hacerles felices. Como ya nosotros no podíamos ayudarles desde dentro, tenemos que ayudarles desde fuera y pedir al mundo de fuera que nos ayuden también.
Zenobia Camprubí Aymar