El estímulo hace brotar lo mejor de las personas.
John C. Maxwell
La familiaridad engendra la indiferencia.
Aldous Huxley
En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte, imita a la naturaleza.
Aristóteles
No hay nada que Dios no pueda realizar.
Cicerón
Cuando eres pequeño, confias en la gente, y al crecer debemos tener el valor de no perder la confianza.
Federico Moccia
Hoy me siento orgulloso al decir que soy inhumano que no pertenezca a los hombres ni a los gobiernos, que no tengo nada que ver con credos ni principios. No tengo nada que ver con la maquinaria crujiente de la humanidad: ¡pertenezco a la tierra!
Henry Miller
¿No es obvio que el pasado comienza hace un instante? El pasado muerto es sólo otro modo de designar el presente vivo.
Isaac Asimov
Nada pasa más pronto de moda que los intentos de ayer de ser polémico.
Jonathan Coe
Que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?
José de Espronceda
Debo reducir mi cantidad de alcohol, sobre todo en los eventos de moda y espectáculos.
Kate Moss
He cerrado los ojos para no ver nada. He cerrado los ojos para llorar por no verte.
Paul Eluard
Para imponerse, el entrenador debe tener buenos conocimientos e inspirar confianza. No puede convertirse en un verdugo, ese error suele pagarse caro porque los grandes equipos, como las grandes empresas, se construyen con unidad y respeto mutuo, no con un látigo.
Pelé
Si uno reflexiona se atasca. Entonces uno llegará a la conclusión de que no tiene sentido, pues la infancia ha quedado atrás, y lo que ha terminado fue como fue, ya es demasiado tarde para cambiar nada. En su lugar hay que dejar que las palabras se asienten en tu interior: Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz.
Peter Hoeg
Pesada y molesta palabra es ruego.
Séneca
La peor táctica es atacar a una ciudad. Asediar, acorralar a una ciudad sólo se lleva a cabo como último recurso.
Sun Tzu
La vida no era más que una progresión por el camino lleno de aventuras del espíritu que había perdido el pudor, un reflejo del calor que causaba la vergüenza en la materia despierta a la sensualidad y que se había prestado a acoger al desencadenante de todo aquel fenómeno...
Thomas Mann